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El Turco título
“También conocido como  el Turco mecánico o el jugador de Ajedrez autómata”

La vida y época de la famosa máquina jugadora de Ajedrez del siglo XVIII, por Tom Standage

Prólogo:

  Automatización (de aytoz, - por sí solo, y mav, control): una máquina de movimiento propio, o una en la cual el principio del movimiento esta contenido dentro del mismo mecanismo. De acuerdo a esta descripción, los relojes de pared, relojes de pulsera y todas las máquinas de clase similar, son autómatas; pero la palabra se aplica generalmente a artilugios que simulan por un tiempo los movimientos de la vida animal. -Encyclopædia Britannica, 11va edición (1911).

  En un día de Otoño de 1769, Wolfgang von Kempelen, un sirviente civil Húngaro de 35 años, fue convocado a la corte imperial en Viena por María Theresa, EmpeEl Turcoratriz de Austria - Hungría a ser testigo de la actuación de un visitante prestidigitador Francés. Kempelen era un versado en física, mecanismos e hidráulica y era un siervo de confianza de la Emperatriz. Ella lo había invitado por capricho porque quería ver lo que podría hacer un experto en asuntos científicos de los trucos del Francés. Sin embargo, tal actuación hizo cambiar el curso de la vida de Kempelen. Desató una cadena de eventos que lo condujeron a construir una máquina extraordinaria: un hombre mecánico, vestido con un atuendo oriental, sentado detras de un gabinete de madera y capáz de jugar al Ajedrez. En aquellos tiempos, el elaborar juguetes mecánicos era una forma popular de entretenimiento en las cortes de Europa, aunque la tecnología que ellos plasmaban daba mucho a que desear. Así pues, Kempelen intentaba hacer de su máquina jugadora de Ajedrez algo mas que divertir a la corte y avanzar en su carrera al impresionar a la Emperatriz. Pero en vez de eso, su autómata inesperadamente se remontó para lograr una fama extensa a través de Europa y América logrando para Kempelen ambos triunfo y desesperación. Durante su carrera de 85 años, al autómata se le asoció con un gran número de figuras históricas que incluyen Benjamin Franklin, Catalina la Grande, Napoleón Bonaparte, Charles Babbage y Edgar Allan Poe. Fue sujeto de numerosas historias y anécdotas e inspiró muchas leyendas y fábulas sinceras, de las cuales muchas de ellas nunca serán conocidas.

  El jugador de Ajedrez fue, de cierto, destinado a ser el autómata mas famoso en toda la historia. Y por un lado, el tabajo de Kempelen ayuda inconcientemente al desarrollo del telar, el teléfono, la computadora y el cuento del detective. A los ojos modernos, en una era en la que se requiere una supercomputadora para derrotar al campeón del mundo, parece obvio que la máquina jugadora de Ajedrez de Kempelen tenía que haber sido un truco - no un verdadero autómata del todo sino un artilugio que actuaba bajo un fraudulento control de un operador humano, algo así como un títere bailando con unos hilos. ¿Como, después de todo, pudiese haber sido posible construir una máquina jugadora de Ajedrez genuina usando trabajo de relojería del siglo XVIII y tecnología mecánica?

  Sin embargo durante el siglo XVIII autómatas de ingenuidad extraordinaria se estaban construyendo y exhibiendo a través de Europa incluyendo el pato mecánico de Jacques de Vaucanson, el toca-clavicornio de Henri - Louis Jaquet-Droz y la dama bailarina de John Joseph Merlin. Dispositivos mecánicos prometían ofrecer nuevas posibilidades tecnologicas ilimitadas. Así que la noción de que la máquina de Kempelen realmente pudiese jugar al Ajedrez no parecía estar totalmente fuera de la realidad. Aún entre los escépticos que insistían que era un fraude, había desacuerdos acerca del como el autómata trabajaba, conduciendo a una serie de reclamos y contra reclamos. ¿Se trataba de trucos mecánicos, magnetismo o ardid de la mano? ¿Se encontraba un enano, o un niño pequeño o un hombre sin piernas oculto adentro? ¿Era controlado remotamente por un operador en otro cuarto o escondido bajo el piso?

  Ninguna de las muchas explicaciones suscitadas a través de los años tuvo éxito en llegar a comprender totalmente el secreto de Kempelen y solamente lograron socavar el uno al otro. Ciertamente, apenas recientemente y estudiando la construcción de una réplica del autómata, el secreto total de su operación ha sido revelado. Al desear hacer de esta máquina un jugador de Ajedrez, un artilugio aparentemente capaz de razonar, Kempelen provocó un debate vigoroso acerca de hasta donde las máquinas pueden emular o replicar facultades humanas. El debut de la máquina coincidió con los principios de la revolución industrial, cuando las máquinas por primera vez empezaban a desplazar a los trabajadores humanos y las relaciones entre la gente y las máquinas se estaban volviendo a definir.

  El jugador de Ajedrez presentaba un desafío hacia cualquiera que se refugiaba en la idea de que las máquinas podían ser capaces de superar a los humanos físicamente pero no los podría aventajar mentalmente. Las reacciones que inspiró de tal manera presagiaron reacciones modernas hacia la computadora mas de 200 años despues. Y la curiosa anécdota del autómata, caminando en una trayectoria paralela junto a la prehistoria de la computación pero conectándose en unos pocos lugares clave, ha adoptado hoy una nueva importancia al continuar los científicos y filósofos el debate en la posibilidad de la inteligencia artificial. Kempelen nunca le dió un nombre al autómata, pero su característico atuendo oriental dió lugar a un apodo inmediatamente y a la fecha se le conoce como el Turco. Esta es la historia de su carrera extraordinaria y de altibajos.

  Reproducido con autorización de Walker & Company de su edición de "El Turco" de Abril 2002.

Preguntas y  Respuestas con Tom Standage, autor de El Turco:
"La vida y época de la famosa máquina jugadora de Ajedrez del siglo XVIII"

  P: ¿Cuando fue que usted escuchó por primera vez acerca del Turco?

  No lo recuerdo exactamente, pero probablemente fue cuando era un adolescente y por primera vez me interesé en la inteligencia artificial. Yo tenía un libro titulado "La Barba del Policía esta a medias" el cual contenía poemas y prosas escritas por un programa de computadora llamado Racter. Dediqué varios meses de trabajo a mi propio software (programa) para hacer la misma clase de cosas: mantener conversaciones, construir frases, escribir poemas y así por el estilo.

  También escribí programas que podían hacer deducciones lógicas basadas en simple declaraciones y generar horóscopos. Leí algo de materia sobre inteligencia de máquinas en general y fue muy probable que por primera vez me encontré con la historia del Turco.

  P: ¿Que fue lo que particularmente le interesó acerca de la historia del Turco?

  Lo que más me llamó la atención fue el hecho en el cual este autómata inició un debate a finales del siglo XVIII, de como una máquina pudiese razonar o no. Me encantó la idea de que la gente discutía la posibilidad de máquinas pensantes más de 150 años antes de que las primeras computadoras digitales fuesen creadas.

  Nos gusta pensar que el debate de la "inteligencia artificial" es un fenómeno moderno, pero no es así. Yo prefiero ser aficionado en recolectar ejemplos de esta clase de precursores de cosas historicas de la ciencia moderna y descubrimientos tecnológicos. Mi primer libro, El Internet Victoriano, se enfocó en los paralelos entre las redes del Telégrafo y el moderno internet del siglo XIX.

  Mi segundo libro, El Expediente Neptuno, se trató de como el planeta Neptuno fue detectado en el año de 1845 por medio de análisis matemáticos sobre su efecto en otros cuerpos celestes -el cual es como hoy en día los astrónomos detectan planetas alrededor de otras estrellas.

  P: El turco es una historia de indagación así como un libro acerca de historia y tecnología. ¿Como pudo usted reunir todas las piezas de la algo misteriosa historia del Turco?

  El problema mas grande fue el distinguir entre la realidad y ficción. Existen muchos mitos y leyendas alrededor del Turco, muchas de las cuales son rutinariamente reportadas como verdad. Aún la Enciclopledia Británica de 1911, mi fuente favorita del panorama mundial Victoriano, tiene una explicación completamente errónea de su secreto basada en una historia creada por el mago Robert Houdin en el siglo XIX.

  Wolfgang von Kempelen, el creador del Turco, se le refiere casi universalmente como un Barón, pero nunca lo fue. Esta clase de cosas se sucede repetidamente, así que tuve que volver atrás hacia los reportes originales y revisarlos en orden cnonológico y ver que era lo mas confiable. Fue entonces posible observar errores y fabricaciones propagadas por una fuente a otra. Indagé en antiguas revistas y orígenes en Inglés Francés y Alemán y me comuniqué con un investigador en Budapest quien tradujo extractos de fuentes Húngaras al idioma Alemán para mi.

  También visité la Library Company de Filadelfia que tiene unos archivos enormes de material relacionado con el Turco. También charlé con miembros de lo que yo llamo "La Mafia Turca" -un grupo de magos, expertos en Ajedrez y academicos, la mayoría de los cuales se comunican entre ellos y todos aquellos que se interesan apasionadamente en el Turco y su historia. Llegué al punto de competir en oferta contra miembros de la Mafia Turca cuando articulos relacionados con el Turco salieron a la venta en eBay.

  P: ¿Porque hubo mucha gente inclinada a creer que el Turco era genuino?

  Parece ser que ha sido un número de razones. La primer visita del Turco a Paris, por ejemplo, coincidió con la primer demostración pública de un globo aerostático de aire caliente por los hermanos Montgolfier. Si las máquinas voladoras, que supuestamente eran imposibles, podían de hecho ser construídas, ¿entonces porque no una máquina pensante?

  La tecnología mecánica avanzaba muy rápidamente, la revolución industrial estaba empezando y escaparates de juguetes mecánicos de asombrosa complejidad eran muy populares. La manera en que el Turco fue presentado, logró una gran diferencia también. John Gaughan, un mago de Los Angeles, ha recontruído al Turco y cuando una persona lo mira jugando, aún si conoce su secreto, es realmente muy convincente. Parece tocar dentro de una real compulsión fundamental humana a creer que es real.

  P: ¿Usted cree que una "máquina pensante" será posible en un futuro cercano?

  Todo depende de como usted defina "pensante". Yo me uno a  Alan Turing, el gran matemático Británico, quién esquivó esta pregunta filosóficamente con su "prueba de Turing": el definió una máquina pensante como algo que pueda convencer a alguien de que es un humano en una sesión escrita de pregunta-y-respuesta.

  En otras palabras, para propósitos prácticos, una máquina que aparente ser inteligente -que pueda responder a preguntas, o manejar un auto como respuesta a direcciones habladas, o cualquier otra cosa -es tan buena como una máquina que es "realmente" inteligente. Los filósofos pueden continuar y argumentar acerca de que si es o no realmente pensante o si tiene una mente, o lo que sea, pero desde el punto de vista de un ingeniero, lo que la máquina pueda hacer es lo que cuenta.

  Yo pienso que veremos máquinas como esta en los próximos años: Computadoras personales manipuladas por palabras, asistentes personales, y cosas por el estilo. Daran la impresión de poder pensar. ¿Seran ellas como la mente artificial de HAL, la computadora de la pelicula "2001 Odisea del Espacio"? Tal vez no, pero aún así, serán muy útiles.

  Acerca del Autor:

  Tom Standage nació en Londres y estudio teoría de ingeniería y computación en la Universidad de Oxford. Desde su graduación, el ha contribuido en ciencia y tecnología para un número de de periodicos y revistas, incluyendo The Guardian, The Independent, Wired, FEED, y Prospect.

  Antiguo subdirector de edición de la sección del Daily Telegraph's Technology, ahora es un corresponsal para The Economist. Sus dos primeros libros,  El Internet Victoriano: La Extraordinaria Historia del Telégrafo y los Pioneros en Linea del siglo XIX (Walker & Company, 1998) y El Expediente Neptuno: Una Historia de Rivalidad Astronómica y los Pioneros de la Caza de Planetas (Walker & Company, 2000), fueron publicados en ambos lados del Atlántico.

  El Turco: La Vida y Época de la Famosa Máquina Jugadora de Ajedrez del siglo XVIII (Walker & Company, 2002) fue publicado como El Turco Mecánico: La Verdadera Historia de la Máquina Jugadora de Ajedrez que Engaño al Mundo -por Penguin en el Reino Unido en Abril del 2002.

  Tom Standage reside en Greenwich, Inglaterra con su esposa e hija.


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